2 de abril de 2012

Home Is Where The Heart Is

Desperté del mismo sueño de nuevo.

Estamos como siempre recargados en el alféizar de la ventana, mirando hacia la calle, hacia la ciudad, hacia todo y hacia nada en realidad. Pero estamos ahí, parados uno junto al otro sin decir nada, sin necesidad de decir nada, solamente disfrutando de nuestra compañía en esa apacible tarde.

Te miro sabiendo que realmente no estás ahí ni yo tampoco, pero me aferro al momento hasta que la angustia es mucha en mi corazón y despierto en mi cama extrañándote tanto.

Han pasado ya 4 años, cuatro largos y difíciles años sin tu presencia. Quisiera contarte tantas cosas, escuchar tu voz de nuevo y reír con tus ocurrencias, me hace tanta falta sentir tu abrazo y tu calor, necesito tanto de tu guía y protección, que me digas que no me preocupe y que todo estará bien. Te extraño tanto.

Hay días como hoy, en los que me haces tanta falta, siento que este hueco en mi corazón me ahoga y no me deja respirar y no encuentro alivio suficiente en ningún lugar y con ninguna persona, no hay nadie que traiga a mi alma esa paz y esa tranquilidad que tu siempre me diste, no existe quien me devuelva a mi lugar feliz con la facilidad que tu lo hacías. Te extraño demasiado.

Con tu partida perdí mi escondite, el único lugar donde me refugiaba cuando el mundo de allá afuera era demasiado cruel y frío para soportar. Cuando la vida era demasiado complicada y difícil de manejar, tu casa era mi refugio y mi guarida. Ahora me siento tan solo, tan desamparado sin ti, que a veces pienso que no podré seguir adelante. Necesito tanto de una palabra tuya que me quite el miedo y haga la carga más soportable. Te extraño muchísimo.

A veces no sé que hacer ni a dónde ir. Quisiera salir corriendo y no parar. Pero sé que no importa a dónde vaya o dónde esté siempre estarás ahí cuidándome, pidiéndome calma, que piense las cosas, que me tranquilice y recordándome que no es necesario correr para que el destino te alcance, lo que tenga que pasar pasará y es mejor estar preparado en tu esquina que echarse un clavado a lo inevitable.

Entonces entiendo lo que he crecido y madurado en estoy años. Por fin me doy cuenta que la mejor forma de manejar la vida y sus abruptos cambios es esperar pacientemente a que sucedan. Entendí que ponerse en manos de Dios, el destino o la suerte, no significa rendirse ante la vida, es dejar que el curso natural de las cosas te lleve a tu destino. Cuando dejas de luchar contra la corriente entras automáticamente en comunión con el cosmos y el instinto siempre te llevará por el camino correcto, sin pelear, sin resistencia, es más fácil llegar a la otra orilla que ahogarse en el intento.   

No lo entendí aquel día que levanté mi puño y desafié a Dios por la injusticia de haberte arrebatado de mis manos. No lo entendí cuando constantemente lo enfrentaba y maldecía por todo lo que me había sido quitado. Cuando me cansé de pelear y bajé los brazos rendido, pude ver claramente lo que siempre me habías enseñado y entendí por fin de que se trataba la trama de esta película. Entendí que hay que parar un segundo y respirar, cuando te detienes un momento a reflexionar te das cuenta de que la mayoría de las peleas no es necesario siquiera disputarlas, no es necesario esforzarse en conflictos que no valen la pena.

Aún me falta mucho por aprender y demasiado por superar. No estoy seguro sí algún día lo lograré o si realmente lo necesite. No sé medir en cosas materiales que tan lejos he llegado desde tu partida, creo que estoy más o menos donde empecé hace cuatro años. Lo que si puedo presumirte es el salto cuántico que he alcanzado en lo demás, por primera vez en mucho tiempo ya no estoy enojado, ya no me agobia la frustración y ya no me siento triste. En momentos puedo decirte que hasta me siento auténticamente feliz y tú sabes que para mí eso es un gran avance.

Pero a pesar de eso, aún te extraño, aún necesito de tu guía y consejo, aún necesito mi sitio seguro, mi lugar favorito donde existíamos tú y yo y nadie más, mi refugio donde me sentía protegido, en calma y en paz. Supongo que cuando muera ese será mi paraíso, mi Shangri-La, ese lugar donde todas las tardes descansaremos plácidamente mientras vemos el resto de la eternidad pasar. 
 
Te extraño abue, te extraño tanto mi vecoch


Les dejo un clásico de el Rey.

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