Cualquier manual de etiqueta
básica dice que en la medida de lo posible hay que evitar hablar de sexo, religión
y política. Y es porque en opiniones y gustos, siempre se rompen madres.
Pero a veces en momentos
históricos como el que atravesamos, es necesario comprometerse con una posición
ideológica y confrontarla con el resto en vistas de un bien común.
No se trata de asumir el moral high ground, ni de pretender tener
la verdad absoluta, si no por el contrario, el objetivo es tratar de ser
autocríticos, de entender y aceptar que en otras ideologías también hay puntos
rescatables y lecciones que aprender.
Cuando uno empieza a pensar y
actuar en términos absolutos, es muy fácil ser juzgado y condenado de la misma
manera. Las excepciones a las reglas son las que las hacen válidas y nada
inventado por el ser humano es eterno ni absoluto.
Con eso en mente, los dejo con
la última entrega de este ejercicio de libertad de expresión.
Capítulo 3.
non
sibi, sed patriae
Una nación sin elecciones libres,
es una nación sin voz, sin ojos
y sin brazos.
Octavio Paz
Aún recuerdo vívidamente una
“junta extraordinaria” que tuve con mis amigos un par de días antes de las
elecciones del ‘94 donde acordamos un “punto de reunión” por si había algún
conflicto post-electoral y los perredistas
decidían tomar las calles.
Al final el PRD no ganó y el
buen inge demostró ser un hombre
cabal y no instigar a la violencia, pero a pesar de que a la distancia nuestra
preocupación resulta inocente y quizás desproporcionalmente exagerada, fue la
primera vez que experimentamos un auténtico temor a que se desatara la
violencia en las calles y la estabilidad social se viera comprometida.
Luego vino Zedillo y todos nos
preguntamos seriamente si ese “voto del miedo” que el pueblo le dio al PRI no
había sido una de las peores equivocaciones de la historia, pero a pesar de
todo sobrevivimos.
En el 2000 la cargada foxista disipó el miedo ante la
inminencia de la victoria. Todos los panistas estábamos en los cuernos de la
luna, era fantástico ver que después de más de setenta años de imperio priista,
la revolución al fin nos hacía justicia, la victoria era nuestra, la verdadera
alternancia había llegado, por fin en México experimentaríamos EL CAMBIO.
Estuve involucrado en la
campañas de Fox, de Creel y principalmente en la de Estrada en el Estado de
Morelos, así que experimenté muy de cerca la victoria y me dejé contagiar un
poco por la euforia. Por ser comunicólogo, el gober estableció una relación muy estrecha con mi ex-jefe y
conmigo, durante algún tiempo nos dedicamos a hacer toda su comunicación
interna, éramos transportados en vehículos oficiales, hospedados en hoteles
cortesía del estado y nos dejamos mimar por los ricos y famosos, estábamos viviendo la vida loca. Sin embargo, el gusto fue breve y el golpe de
realidad fue brutal.
Nuestro folklórico presidente no
solamente no se cansaba de hacer el ridículo si no que además lo convirtió en
su trademark, la infinita serie de
desaciertos y pifias es imposible de enumerar; “el comes y te vas”, “el José
Luis Borgues”, “el Nobel colombiano Vargas Llosa”, “las lavadoras de dos
patas”, “el ¿y yo porqué?” y decenas más que nos hacían exclamar a los panistas
¡por amor de dios que alguien le diga que se calle! y que por supuesto hicieron
las delicias de mis más recalcitrantes amigos perredistas que tampoco se
cansaron de burlarse de él y de mí.
Esa exposición tan pública de la
ineptitud de Fox provocó que los pocos logros de su gobierno se vieran
minimizados, la percepción de la gente común y silvestre ante el pésimo
desempeño y la inexperiencia de todo el panismo
nacional fue un sentimiento generalizado de desilusión y cierto resentimiento.
Esa falta de consistencia en el
gobierno permitió que se filtrara en los corazones de la gente la oscura figura
de López Obrador y su movimiento. Y es que era muy fácil aprovecharse del
momento histórico y decirle a la gente lo que quería escuchar y prometerle lo
que fuera con tal de conseguir votos y posiciones de poder, ningún político iba
a desaprovechar ese pase de pechito a
gol y él lo supo manejar de una forma muy inteligente y astuta.
Durante meses, los priistas y
toda la derecha conservadora vivimos la angustia de ver a Andrés Manuel encabezar
las encuestas, fuimos testigos de cómo su movimiento empezó a tomar fuerza y a capitalizar
todos los errores del panismo y de cómo
el pueblo se fue fanatizando lentamente por su líder absoluto.
En un extraño giro del destino, de
las fuerzas básicas del panismo surgió el caballo
negro y se convirtió en el contendiente inesperado, ahora era un tête-à-tête, el país jamás había estado más
confrontado que entonces, los amigos dejaron de serlo, las parejas discutían de
política, todo el mundo tuvo una opinión, y en un anticlimático final: se
declaró el empate técnico.
Durante las elecciones y los
subsecuentes días en lo que el IFE contaba y el TEPJF ratificaba, todos estábamos
aterrados ante la incertidumbre. Después vino el bloqueo de Reforma, el “voto x voto casilla x casilla”, el “haiga
sido como haiga sido”, el presidente espurio y el presidente legítimo; en fin,
toda la sobadísima historia que terminó hartando al país entero.
Y luego llegó Calderón. Con un
país completamente polarizado, con sólo un tercio apoyándolo, sin la mayoría en
el congreso, sin gente con experiencia ni capacidad en su gabinete, con la
carga del sexenio pasado y con los más de 70 años de deudas priistas que aún no
se resolvían a cuestas y lo primero que se le ocurre es declarar una guerra
frontal contra el narcotráfico e hipotecar nuestro futuro y nuestra seguridad.
Obviamente en 6 años el país se
le desintegró en las manos, lo sobrepasaron tantos problemas, tanto conflicto,
tantas muertes, tantas cosas por hacer, tantos pendientes, tantos compromisos y
de puritito milagro no nos fue peor.
Así que no, no hay manera de
defender a los gobiernos panistas
tampoco. Lo que nos demuestra que ningún partido es mejor que otro, que ningún candidato
es mejor que otro y que en la política, en el sexo, en el amor y en la vida,
tienes que elegir a quien te vibre más o quien te repugne menos y en base a eso
empezar a tomar decisiones.
Éstas son nuestras tres opciones
reales muchachos, obviamente es tu decisión y tu prerrogativa si quieres nulificar
tu voto, pero antes de que lo hagas te voy a pedir que pienses en todos los que
han muerto para que tengas este derecho, piensa por favor en lo cara que es la
democracia y todo el sistema alrededor de ella, piensa que el dinero para pagar
la infraestructura de una votación la pagamos tú y yo con nuestros impuestos,
pero sobretodo piensa que a ningún político le interesa lo que hagas con tu
voto.
Si tu intención era castigarlos
y obligarlos a que en las próximas votaciones presenten candidatos más decentes
y con mejores propuestas, de una vez puedo asegurarte que pierdes tu tiempo. La
mayoría de nuestra clase política está conformada por gente sin escrúpulos que no
les importan sus votantes ni la gente que gobiernan, a la mayoría simplemente
les interesa el poder por el poder.
Al anular tu voto no vas a sancionarlos,
sólo vas a facilitarles el acceso al poder, porque ellos están jugando al divide y vencerás, entre menos haya que
repartir hay menos que perder. Si realmente te interesa emparejar los cartones
tienes que jugar con sus mismas reglas y obligar a los 3 grandes a repartir
equitativamente el poder. Si igualas sus condiciones de competencia los obligas
a negociar entre ellos y a que ellos mismos se acoten y se auto-regulen, con
eso no acabarás con la corrupción pero al menos la frenarás porque será más
difícil repartir un botín entre tantos maleantes.
Si por no comprometer tus
ideales le regalas tu voto a los otros partiditos
no ayudas a la causa tampoco, solamente fomentas negocios familiares y enriqueces
más a los tentáculos de esta maquinaria de poderes fácticos que seguirán
amasando riquezas y poder mientras se lo permitamos.
Al permitir que esta mafia se consolide
en senadurías y diputaciones, en vez de fortalecer el diálogo y el intercambio
de ideas, sólo les damos poder de decisión y posiciones estratégicas para que
ellos los intercambien por favores políticos y lucren con otras fuerzas políticas
para votar a favor o en contra de ciertas iniciativas sin importarles realmente
los principios o sus ideales políticos.
En serio amigos, no tiren su
voto a la basura. Frente a las urnas traten de no ser emocionales, eso déjenlo para
su vida privada, piensen con la cabeza y no con el estómago, su voto es muy útil
e importante, no dejen que nadie les coarte su libertad de decisión y recuerden
que con cualquier poder viene una responsabilidad y la suya como ciudadanos es
cumplir con su comunidad, el sacrificio a la larga valdrá la pena.
Dicen que el voto es personal y secreto,
y yo no soy ninguna autoridad moral ni mucho menos intelectual para decirles por
quién o cómo votar, eso es cosa de cada uno de ustedes. Pero en este ejercicio
de honestidad y franqueza les voy a decir por quién voy a votar y les voy a
explicar porqué votaré así.
Si 25 temporadas de Survivor nos han enseñado algo, es que
el voto también es estrategia. Los
puntos siempre cuentan y en este caso nuestro referente son las encuestas.
Para efectos de este ejercicio
no importan si están maiceadas o copeteadas, en cualquier encuesta que
decidamos aceptar como válida, hay claras tendencias que son imposibles de revertir
y sin importar cual tomemos de referencia podremos proteger a nuestro partido, candidato
o corriente ideológica si sabemos jugar bien nuestras cartas.
Para la presidencia, yo escogí
creer que Peña Nieto lleva una abrumadora ventaja sobres sus contendientes y
veo difícil que AMLO puedan remontar y menos si está en un “empate técnico” con
Josefina, pero aún sin creer eso, al final de cuentas es una apuesta 4 a 1,
porque los “indecisos” en este caso si “cuentan”. Así que, si al factor
información le sumamos el factor histórico tenemos que Madrazo en 2006 obtuvo
un 23% de la votación que es el voto duro del PRI y que si lo comparamos contra
el 35% de los otros ya no resulta tan abismal como pareciera antes. Si a esto
le sumamos el voto del Partido Verde y consideramos que el PANAL restará votos
a todos los participantes, votar por el PRI no es una apuesta descabellada.
Ahora bien, se supone que
debería votar por Josefina, pero en un examen de honestidad lo veo muy cuesta
arriba para ella y es bastante probable que no asegure ni el segundo lugar.
Como soy abiertamente antipejista
obviamente jamás votaré por él ni por su grupo de mafiosos del PT y Convergencia
(o como quiera se llame). Mi voto útil será para el PRI porque el PAN está en
una batalla que no puede ganar y prefiero usarlo para que AMLO no acceda al
poder y para que Alianza no gane su registro. Sin anular mi voto conservé el
poder de decidir en contra de dos males sin convertirme en un mártir panista.
Para el congreso, senados,
diputados, distritales y locales votaré por el PAN, porque aunque no se alcance
la mayoría en el congreso se pueden asegurar varios puestos estratégicos para
tener al presidente de los huevos y
mantener al PRI a raya. Con una representación importante se evita también que
los partidos chicos tengan voz y se contrarresta su fuerza e influencia en las
decisiones.
Para la Jefatura de Gobierno de el
Distrito Federal la historia es muy diferente. La señora Wallace no tiene
experiencia alguna en servicio público y manejar una ciudad de éste tamaño con
la complejidad y los problemas inherentes de logística se me hace un trabajo
demasiado complicado para ella. Por Betty la fea votaría en un segundo, es una
mujer inteligente, con una trayectoria política
importante, ha sido embajadora, dos veces diputada, presidenta de su partido y
gobernadora de Tlaxcala, sin embargo las encuestas no les favorecen a ninguna
de las dos y según los números Mancera las supera casi 2 a 1.
Miguel Ángel fue procurador de
Justicia del D.F. que es una tarea nada fácil, además creo sinceramente que es
uno de los perredistas más mesurados
y enfocados que militan actualmente, así que mi voto útil será para él.
Si les sorprende mi decisión es
que aún no han entendido que no se trata de partidos y rivalidades si no de
pensar cómo votas y porqué. En este caso tengo que reconocer que el desempeño
de Ebrard al frente de la ciudad no fue tan malo, no me parece espectacular
pero creo que cumplió con el mínimo requerido. Por otra parte en el Distrito
Federal está la ventaja de que el Partido Verde, el PANAL y el PT van sin
alianza y que si existe una abrumadora ventaja es muy posible que estos
partidos no tengan representación y a la larga pierdan sus registros.
En cuanto a los jefes
delegacionales, obviamente votaré por el PAN. Sus gobiernos en los municipios
de Cuajimalpa, Benito Juárez y Miguel Hidalgo (donde vivo) son bastiones panistas donde gozamos de muchos
privilegios que no existen en otras delegaciones. Ya sea por el tamaño, la
geografía, la cantidad de edificios gubernamentales, las licitaciones, la historia
o lo que quieran, son sustancialmente distintas al resto.
Me ha tocado vivir 3 veces en
fronteras delegacionales y es de verdad increíble descubrir que cruzando la
línea imaginaria se acaban los beneficios de una y comienzan las carestías de
otra. Y no tiene absolutamente nada que ver con el tipo de colonia o la gente
que vive allí, yo tengo literalmente cruzando la calle a la colonia Condesa llena
de hipsters y gente bien pero que tienen una prestación irregular de servicios
importantes como agua, luz y recolección de basura.
A sólo unas cuadras más está la
Roma, otra colonia “bonita” pero con un índice delictivo altísimo, sin ir más lejos
a mi propio hermano que vive en esa colonia le robaron su auto afuera de su
casa, así que ya sea por consolidar poco a poco al PAN en el D.F. o para evitar
diluir más el poder o simplemente por tranquilidad propia, mi voto irá en ese
sentido.
Mi modelo es muy sencillo y
fácilmente replicable en otras latitudes, sólo necesitan hacerse las preguntas
correctas y estar dispuestos a sacrificar un poco sus tendencias e ideologías
por algo más importante.
Estamos muy lejos de la
democracia que queremos o necesitamos en este país. Cada quién tiene ideas y
necesidades propias, pero en algún momento tenemos que empezar a pensar en el
bien común, en lo que sea mejor para la mayoría, en un sistema que nos asegure
a todos lo básico para vivir tranquilos y dignamente.
Este 1º de Julio es un buen
momento para comenzar la construcción de un gobierno más estructurado e incluyente,
donde todos podamos expresarnos libremente y nuestra opinión sea importante y
tomada en cuenta, al final de eso precisamente se trata la democracia.